lunes, 28 de febrero de 2011

Cuento EL RINOCERONTE




Esto del rinoceronte es algo que me tiene muy preocupado. Hasta el inicio del otoño, todo estaba bien aquí en la ciudad; y aún ahora pareciera estar todo bien si no fuera porque la noticia se ha callado por todos los medios de difusión; no puede ser que sea el único en estar informado ante un hecho tan evidente y notorio. Para mi es un dilema enorme comunicarlo a la opinión pública por el revuelo y alteración colectiva que ello pudiera ocasionar. Si se tratara de un animal de tamaño normal, como esos que vemos en la televisión, el impacto podría ser menor; pero se trata de un verdadero gigante, sólo comparable con aquél gorila del rascacielos.
Es muy extraño esto que me sucede; si alguien más compartiera esta pesadilla que tengo que asumir en soledad; pienso que pudiera llamar a la radio o enviar una carta al diario local. También he pensado en los bomberos y en la fuerza pública; pero no logro decidirme por nada. Y sigo aquí en mi ventana, mirando a este extraño animal que a duras penas puede moverse en su cautiverio, alzando y bajando la cabeza enorme y sacudiendo con energía su cuerpo voluminoso cada vez que se ha empapado de agua que últimamente está cayendo sin piedad sobre toda la región. El unicornio empezó a ponerse a mi vista desde que el otoño inició su afán de despojar de hojas los árboles que me alegraban los meses de verano; ahora, a través de los ramajes que se fueron quedando desnudos lentamente fue apareciendo a la distancia, arrogante, fantástica su silueta que pareciera tener un dominio absoluto sobre todos los seres que lo rodean. Su mirada está siempre en dirección a las altas cumbres de Los Andes, como si su procedencia estuviera enclavada entre sus grandes grietas boscosas. El constante movimiento de las diferentes partes de su cuerpo evidencia su creciente afán de liberarse de las ataduras que lo mantienen anclado como un robusto roble que ha echado formidables raíces. Estos últimos días han sido sumamente lluviosos; por eso, el animal sacude su cuerpo como lo hacen los perros mojados, especialmente cuando el viento sopla con furia, donde la sensación de querer escapar de su cautiverio, sin poder lograrlo nunca. Por las mañanas, en cuanto despierto elevo la persiana de mi ventana y allí está, invariablemente moviendo su cabeza, abriendo y cerrando sus ojos; sobre su cuello, a ratos diviso el cuerpo de una mujer, extendiéndole sus brazos a un hombre que se esfuerza por mantenerse sobre el robusto lomo del unicornio. Como todas las mañanas, enciendo la radio para oír noticias y nada se dice al respecto; salgo a comprar el diario del pueblo y nada se publica. Yo no me atrevo hacerlo porque no me creerían; además, podría provocar alarma en población…Y porque a veces pienso que todo esto pudiera ser sólo imaginación.
Ayer me decidí, porque además de lo que mis ojos han visto se sumó algo increíble. Por la noche sentí nítidamente unos expresivos sonidos muy extraños venidos desde ese lugar, eran algo así como rugidos o bramidos; y en la mañana, al abrir la persiana, ni una hoja se movía, ni un pelo tenía movimiento en el animal y sus ojos estaban cerrados, como si durmiera. No firmé la carta que envié al diario ni la que envié a la radio, porque esto pudiera producir un enorme impacto y yo no deseo publicidad en lo personal, sólo quiero prevenir de un peligro inminente. Por la tarde se vieron numerosas personas en los alrededores y algunas portaban máquinas fotográficas o cámaras de televisión, por lo que deduzco que hoy tendremos noticias…
“RINOCERONTE GIGANTE EN CHILLÁN”
-¡Lo decía…, lo decía yo, me escucharon tenía razón…,menos mal me creyeron; nada menos que un titular! Veamos: “Conjunto de árboles es, para una persona insana, un gigante rinoceronte”…
Ahora, podemos estar todos más tranquilos, ya no estoy solo en esto. Seguramente debe tratarse de un animal inofensivo…

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